Gonzalo García Pelayo: Profesional de la alegalidad


En su casa de los aledaños del parque del Retiro, ahí nos encontramos a Gonzalo García Pelayo que, como cada mañana de sábado, está preparando las apuestas del fin de semana delante de un portátil minúsculo. Este verano pasado el paterfamilias más odiado por los casinos de todo el mundo ha cumplido 70 años. Una vida plena en la que ha tocado más palos de los que pueda tocar un mortal en tres vidas. En esta charla nos centraremos en su relación con las apuestas, a las que ahora se dedica desde el comedor de su casa, su amor por el cine que sigue filmando a velocidad de crucero -el año pasado subió hasta tres nuevas a su web– y su influencia en la carrera de dos grupos capitales en la escena andaluza, Smash y Triana.

“El día que aparecí en el programa de Buenafuente había tenido un amago de infarto. Me sentí muy mal aquel día y me llevaron a urgencias y luego no me querían dejar salir para ir al programa. Entonces les dije que me sentía mejor, que sólo había sido un amago, y que me dejaran marchar bajo mi responsabilidad”, no confiesa Gonzalo que ahora parece que tiene mejor el corazón. Habla por los codos y cuando te deja meter ficha te reta para que eso que dices sea del todo cierto. Un tipo de método que se inspira en la cultura popular: “Había en Cádiz una chirigota, fuente ideológica de mis últimos años, que se llamaba Cádiz ciudad olímpica 2094, que creo que no es año olímpico, pero bueno, y entonces siempre decían, “con tiempo, con tiempo… Vamos a prepararlo todo con tiempo”.

Ya que lo pillamos en plena faena. Facilítenos una pista de por dónde van sus apuestas de este fin de semana. [para el lector la jornada 28 de liga de la temp. 2016-17 que se celebró a mediados de marzo de 2017]

Yo discrimino siempre entre cantidad y calidad. Lo que me importa en la vida es la cantidad. No es que desprecie la calidad, pero no es lo primero que miro. La cuestión es cuánto voy a jugar, qué cantidad de partidos voy a jugar. Porque además todo lo voy a jugar al mismo nivel. Quiero conseguir un buen resultado en la totalidad de partidos en los que apuesto, no sólo en uno concreto. No acostumbro a apostar en partidos españoles porque son partidos muy vigilados y yo juego contra gente que se descuida, contra gente que no juega bien. Al Madrid y al Barcelona todo el mundo los tiene muy controlados y sabe cuáles son los precios correctos con los que se está jugando. Yo juego normalmente contra jugadores y estos se fijan mucho en los criterios de las casas de apuestas. Pero claro, esta gente que apuesta a cientos de partidos de la liga bielorrusa o de la segunda división austríaca pues puede cometer un fallo o tener un descuido y poner un precio atractivo contra el que apostar. Estoy vigilando también partidos que para mí tienen un encanto especial, por la ciudad por ejemplo, estoy atento casi siempre al partido del Verona por su encantadora ciudad, al Braga que me gusta por el nombre, atiendo a las cosas que por una razón u otra me llaman la atención. O de clubs con nombre imposible que soy incapaz de retener pero a los que también juego porque creo que el apostador rival ha cometido un descuido.

Me interesa este último toque romántico que le da a sus apuestas porque se supone que usted es un científico en lo que a apuestas se refiere.

Si, pero lo principal es que busco cantidad de partidos en los que apostar. Ya tengo consolidadas 16 apuestas y espero ocho o nueve más si acaban de llegar a los precios que considero convenientes. El partido del Verona es uno de los que espero un precio conveniente, es decir si a alguien le parece bien que crucemos apuestas en el precio que le propongo. Otro frente que tengo abierto es el de las carreras de caballos, con más de 40 este fin de semana repartidas entre Inglaterra e Irlanda que son los dos países en los que tengo intereses, aunque estoy estudiando la posibilidad de estar jugando las 24 horas si juego a las carreras de Estados Unidos, que está noche ya he debutado, y a las muchísimas que hay en Australia. Ahora mismo lo que estoy es mirando a ver cómo puedo solventar lo de su métrica que es igual a la nuestra, pero resulta que mi programa sólo entiende de millas y esto me despista un poco, con lo que tendré que resolver esta conversión si quiero apostar en Australia. Pero he visto mucho ambiente en Australia, con lo que espero estar jugando las 24 horas. En las apuestas de carreras de caballos no se pone el sol. Australia va a terminar hoy, como a las dos y media de la tarde, al mismo tiempo que empieza la primera carrera inglesa. Con Inglaterra, EE.UU. y Australia podemos estar jugando las 24 horas. Sin olvidar otros países interesantes a la hora de apostar a las carreras como Sudáfrica y Francia. Es mi sueño lo de jugar las 24 horas, por lo que te decía antes, que primo la cantidad sobre la calidad.

Asegura que al juego hay que enfrentarse de manera metódica que es justo lo contrario a lo que tendemos a hacer normalmente que es añadir superstición al asunto.

O a partir de un golpe emocional. El juego se lleva por la corazonada. El juego que he desarrollado con mi equipo y mi familia es completamente lo contrario. Cuando jugábamos a la ruleta teníamos prohibido tener supersticiones. Si alguien decía que no quería jugar en tal mesa porque no le había ido bien hasta ese momento, le obligábamos a quedarse hasta que se le quitaba ese mal rollo. Y cuando ganaban la mesa me venían a decirme, “menos mal que me dijiste que me quedara en esta mesa”. Si caemos en la superstición estamos perdidos. El juego emocional sirve para divertirse, pero nosotros no estamos en esto para divertirnos. Cuando se juega por diversión entiendo que te guste apostar a la ruleta al número que coincide con la fecha del aniversario de tu boda o del nacimiento de tu primer hijo, es muy humano y me parece muy plausible, pero yo no estoy en esto para divertirme.

En el libro de Los Pelayos asegura que el perfil idóneo para jugar correspondería al del torero, el profesional de reventa, el que lleva vida de surfista.

Si, y el boxeador también. También me gustan los arquitectos. Hay perfiles de personas que creo que tienen más capacidad para jugar. Unos por el cálculo y otros por el arrojo. No puedes ser dubitativo. La mayor parte de la gente es dubitativa porque la cultura occidental se ha fundamentado en la duda. Está bien visto el tener dudas. Está bien visto el estar deprimido. Está bien visto tener alergias. Está bien visto que no te gusten las cosas que le gustan a la mayoría. De alguna manera es como el espíritu del rock & roll que estaba en contra del espíritu reinante en la pequeña clase burguesa. Incluída la pequeña clase burguesa intelectual que es la que más se ha desarrollado en estas últimas décadas en toda Europa, con unas connotaciones incluso peores que la clase burguesa tradicional porque se siente mejor parapetada por la idea de pensamiento fácil y manejable que le da una gran tranquilidad. Contra todo eso luchaba el rock & roll, por lo menos se oponía ya que la lucha tampoco era su función principal. Pero si que mostraba una cara agresiva contra todo eso y la verdad es que ese es el espíritu básico para ponerse a jugar.

¿Y el poeta es buen jugador?

Normalmente no. Por eso mismo, porque tiene intuiciones, tiene corazonadas… Yo también ejerzo, no de poeta, pero sí de artista, y sigo una norma muy clara en mi vida. En el juego nada de sentimentalidad ni de inteligencia emocional que es la base de la poesía y del arte, nada más que abstracta. Y en el arte todo lo contrario, nada de inteligencia abstracta. El artista que más me gusta es Buñuel, carece de inteligencia abstracta, es todo emocional. Bach tenía las dos cosas. Eso no quiere decir que durante unas horas puedas ser jugador y durante otras un artista. Pero no actuar como artista en el juego. Lo mismo que no actuar como un jugador en tu dedicación artística. Son dos maneras de ser que no se combinan fácilmente en una misma persona. Dostoievski era un pésimo jugador y además dio muy mala imagen al jugador. Lo echaríamos de cualquier club de jugadores. Mezclar una cosa con la otra no lleva a buenas cosas. Porque es que no se deben mezclar. Son potencias de la condición humana que no se deben desdeñar.

Una paradoja que me resulta incluso bonita en su manera de enfrentarse a los casinos es que establece una metodología casi perfecta de un defecto. El defecto físico de las ruletas.

Casi todas las ruletas tienen defectos. Parte de un principio filosófico muy extendido que dice que nada es perfecto. Qué es lo que espera uno de la ruleta, al menos en teoría, que todos los números salga con la misma frecuencia porque todos tienen la misma probabilidad. 1 de 37 en este caso. Pero eso no ocurre así. Afortunadamente. Esa es la imperfección que es explotable. Porque hay números que salen 1 de 34 o 1 de 40. No podemos pensar que todos los números son iguales. Pero eso pasa en nuestra sociedad también, que pensamos que todos somos iguales, como los números de la ruleta. Pero en ambos casos hay jerarquías. Las ruletas no son computadoras y si lo fueran no tendrían éxito porque la gente no se fiaría de la computadora. De lo que es exacto, la gente no se fía. Y al contrario, de lo inexacto la gente sí se fía, porque además hay un componente emocional al ver cómo rueda la bola, el aparato es hipnótico, se mueve y desprende colores… Se dice entre los jugadores de póker que cuando te sientas a una mesa si no hay ningún primo, está claro que el primo eres tú. Jugar bien al póker significa jugar contra algún primo. Significa que los demás están buscando la ineficiencia, están buscando el fallo… En este caso buscan un jugador que entregue que juegue a cosas que tengan poca probabilidad.

Tiene mucho de darwinismo el juego entonces. Buscas al indefenso, al primo, para lanzarte sobre él.

Es la vigencia del más fuerte, claro. Una ley esencial en la naturaleza que es la del más fuerte. Nosotros como seres humanos hemos evolucionado de tal modo que somos los únicos animales que hemos sido capaces de reducir un poco el efecto de esa ley. Lo que no podemos es ignorarla completamente. Bastante es que hayamos conseguido adormecer los efectos de esa ley en un 20 o 30 por ciento. No la dejemos en un cien por cien como haría un león con su presa, al que le importan tres pitos las cuestiones morales. Está muy bien que el hombre sea capaz de modificar esa ley, pero es una cosa histórica. Es la primera vez que en la naturaleza se da un ser con moral como para contrarrestar los efectos de la ley del más fuerte. Pero no podemos posicionarnos en contra de esta máxima que es la que ha hecho que la vida surja. Todo esto está en contra del pensamiento débil que se ha ido imponiendo en occidente que se opone contra natura a la ley del más fuerte. De ninguna manera. Si, está muy bien que movimientos como los filosóficos o religiosos reduzcan el impacto cruel que supone que el débil no sea capaz de defenderse.

Me interesa mucho la lista que ofrece en el libro de casinos absurdos. El de Dakar, Valladolid y Suazilandia. A mí particularmente me interesa este último.

Si, una vez que estuve en Mozambique atravesé Suazilandia más que nada para contártelo algún día. Preveía que saldría en alguna entrevista y que tendría que explicar que efectivamente crucé Suazilandia en un día sin dormir. Tenía que ir a Suráfrica pero pensé que en vez de ir directo pasaría en autobús por ese pequeño país. En la capital Mbabane me encontré un casino y entré a jugar para poder decir algún día que había estado apostando en Suazilandia. Esa es la historia, pasé por Suazilandia previendo esta entrevista. Al de Valladolid lo cité por la rareza, está a las afueras de la ciudad, allí tuvimos algo de actividad, aunque no recuerdo si nuestro paso fue afortunado o no. Ya se han acumulado muchas cosas desde entonces. Pero yo soy muy de Valladolid, me gusta mucho su semana santa, he visto algún partido en su estadio, corridas de toros, tengo amigos en Valladolid…Yo soy muy de Castilla La Vieja, me fascina mucho…

De tal manera que la sigue llamando Castilla La Vieja…

Ah, es verdad… No había caído… (risas) Lo amplío a Castilla y León porque también me gustan mucho Salamanca y Zamora.

Su misión en esta vida ha sido permanecer siempre en la alegalidad, un terreno donde se ha movido muy bien y que siempre reivindica.

Me siento muy cómodo, soy un profesional de la alegalidad. Incluso ahora que juego por internet y sigo con mis partidas de póker sigo en una situación alegal. En una sociedad democrática creo que no hay que defender la ilegalidad porque es romper la baraja del acuerdo que tenemos todos. Pero lo alegal es lo que todavía a la ley no se le ha ocurrido que tiene que acabar de perfilar. No es que te aproveches de ese vacío, es que estás marcando que en ese espacio falta algo por legislar. Cuando llega la ley entonces te tienes que hacer a una parte porque el marco legal tiene un interés puramente recaudatorio sobre eso que estabas haciendo antes de que allí se legislara. Mientras tanto me parece una posición cómoda y constructiva, porque eres pionero en ese vacío al que no ha llegado aún el marco legal. Vas por delante de la gente. La alegalidad además propone espacios para vivir de ella. Es algo así como encontrar el fallo en la ruleta.

Sus películas emanan siempre un aroma libertario.

Porque mi ideología es mayormente libertaria. Es decir, abogo por la reducción al mínimo del Estado. Estoy siempre con el partido que más se posicione en contra del Estado. O estoy en contra de aquel partido que abogue por potenciar el Estado. Y eso es el anarquismo ideológico. No soy anarquista porque creo que el Estado es necesario, digamos que soy un anarquista blando o suave que no instauraría en absoluto el anarquismo completo, pero que entiende el Estado como mal menor. El autoritarismo proclama el Estado como bien mayor que es lo que ocurre con el fascismo y el comunismo. Y para el anarquismo el Estado es cero. Yo no estoy en el cero pero estoy más cerca de que el Estado sea un mal menor. Y todo eso está en el ambiente de películas como Corridas de Alegría y en general de mis otras películas.

En su vida le ha dado tiempo también producir bandas como Smash que no sé si sigue considerándola una de las bandas más grandes de Andalucía…

La banda más importante es Triana. Porque lleva a Smash a sus últimas consecuencias. La primera idea, el germen, está en Smash, pero lo que en esta banda es yuxtaposición, en Triana es fusión. El concepto de tiempo y espacio se dan en Triana. Por el tiempo me refiero a la edad del rock, y por espacio me refiero a Andalucía. Smash eran capaces de poner al rock y al flamenco, uno al lado del otro. Pero se trataba de una yuxtaposición. Triana se encarga de la fusión del espíritu. Si, para mí Triana era el grupo número 1. El interés de Smash viene de que era el germen de esa idea teórica. Mi satisfacción personal es que he estado involucrado en las dos bandas. Smash además es un nombre de mi cosecha. Lo formo yo porque antes no existe el grupo. Pero en absoluto surgió como algo artificioso. Les ofrezco instrumentos a diferentes músicos, que estaban en bandas diferentes, para que se unan en un mismo proyecto. Y Silvio también entra en el grupo por sugerencia mía, aunque estuvo poco tiempo.

Es delicada la actividad del productor musical. Si interfieres demasiado en la banda puede que acabe sonando artificial. ¿Cómo ha intentado trabajar de manera, digamos transparente, con los grupos que han confiado en usted?

Pues exactamente así, estás pero no estás. Hay momentos en los que no tienes que estar. Y hay momentos en los que tienes que hacer todo o casi todo. Y tienes que saber detectar esos momentos. Yo con Triana hacía muy poco. De Triana sólo puedo presumir en que los descubro discográficamente hablando porque la banda iba sola. Lo tienen todo muy bien preparado, lo tiene todo pensado, yo sólo doy el visto bueno a todo lo que están haciendo. Alguna mínima sugerencia pero prácticamente nada. Pero un disco como el primero de María Jiménez o el último que hice con canciones de Sabina no puedo estar jugando al ajedrez porque lo tengo que hacer prácticamente todo, desde la selección de las canciones pasando por el tipo de arreglo, hasta los jaleos que meten los palmeros, indicaciones como si fuera una actriz a María Jiménez para que no sea tan dramática y no marque tanto la pronunciación… que lo no noto porque María ha hecho también otros discos que no son míos y noto que canta diferente… Todo esto no me ocurre con Smash, ni me ocurre con Pablo Guerrero, depende de cada artista. Luego hay cosas medianas, como arreglar un poco de esto y un poco de aquello, donde si tengo que intervenir pero no tanto. Me estoy refiriendo a situaciones extremas, Amancio Prada grabó en un día el disco de Rosalía de Castro y quedé fascinado de lo bien que suena la guitarra con el chelo. El saber no intervenir es parte de este trabajo y al revés. Si yo hubiera seguido trabajando con Triana en el cuarto y quinto disco, sí que hubiera intervenido para evitar que grabaran un quinto disco que me pareció muy mal hecho y muy nefasto. El cuarto estaba bien aunque la voz estaba muy maltratada, con lo que probablemente les hubiera convencido de que había que hacerlo de manera diferente. Pero seguro que el quinto no hubiera salido así. Pero eso son hipótesis, mientras estuve yo todo estaba bien y no hacía falta intervenir en nada.

Y a usted que tanto le gusta la periferia como es que acaba viviendo en Madrid…

Bueno, yo nací en Madrid porque mi padre estaba destinado aquí, pero yo soy de familia andaluza. En cuanto mi padre murió, yo tenía cinco años, nos fuímos para Andalucía, a Jerez primero, de donde es mi familia y luego ya a Sevilla que es de donde me siento y donde viví hasta los 20 años. Y luego volví a Madrid porque yo quería hacer cine y la única posibilidad para ello era residiendo en Madrid. Lo tuve claro desde siempre, me vine aquí cuando todavía estaba estudiando y ya me metí en la escuela de cine. No me hubiera desarrollado profesionalmente si no me hubiera venido a Madrid. Pero nunca me he vinculado con Madrid más que por una cuestión de trabajo. No he participado en ningún movimiento cultural de Madrid. Tengo amigos y conexiones en el mundo de la cultura, pero no me he relacionado con la ciudad nada más que en momentos de trabajo puntuales. Conozco a Aute, a Jaime Chavarri, con gente así, pero no he tenido una vinculación estrecha, no por nada, sino porque siempre me he considerado un solitario, un lobo solitario… bueno, lobo, lobo, tampoco me gusta ser lobo, pero que por narices he actuado de manera solitaria. Y luego siempre con muchas referencias a Andalucía, todas mis películas siempre tienen referencias a Andalucía… Triana vivían en Madrid. Tampoco vale de mucho decir que eres de allí o estar allí… La distribución que hemos hecho de España no tiene compensación para el ciudadano. El enorme gasto que significa no supone que el poder esté más cerca para que el ciudadano tenga mayor bienestar. Simplemente es para gastar más dinero e invertirlo en el Estado. O sea se trata de engrandecer al Estado. Y todo eso no tiene efecto práctico alguno para el ciudadano.

Vosotros los catalanes os estáis haciendo a la idea de la independencia que eso lo que está haciendo en mi opinión es enloquecer a la sociedad. Es más Estado y más Estado. Estado que además hace lo que quiere con las cosas y para ello se salta las leyes. Es omnipotente, como Stalin. No me refiero a la cuestión ideológica pero la manera de actuar es como la de Stalin. Yo puedo hacer cualquier cosa porque yo soy el Estado. Y usted no porque usted no es el Estado. Eso es lo que más me aterroriza. Yo no me siento más cerca del poder y he tenido amigos personales del colegio como Pepe Rodríguez de la Borbolla, presidente de la Junta de Andalucía, pero eso no significa que yo sienta el poder más cerca de mi casa. Y sin embargo el gasto que supone pues es una barbaridad. No compensa.